LOS ORÍGENES DEL CAFÉ
Una pasión por el café
"Todo el mundo debe creer en algo. Y yo creo que tomaré otro café." - Anon.
¿Quién “inventó” el café?
Mientras saboreas tu café, ¿has pensado alguna vez que la bebida que estás tomando tiene una larga y fascinante historia que probablemente se remonta a finales de la Edad Media o incluso más?
La palabra coffee llegó al inglés en 1582 a través del término holandés koffie, tomado del turco otomano kahve, que procede, a su vez, del árabe qahwah (قهوة). El origen árabe de la palabra coffee explica y se correlaciona con la historia del café y añade fascinación y mística a esta maravillosa bebida.
Los orígenes del café se remontan a siglos de tradición oral en la Etiopía moderna; sin embargo, no se ha encontrado ni el lugar exacto donde se cultivó por primera vez ni tampoco pruebas directas de su consumo antes del siglo XV. Los monasterios sufíes de Yemen empleaban el café como ayuda para la concentración durante las oraciones. Esta práctica pronto se extendió a La Meca y Medina.
Según la leyenda, el café fue «descubierto» por pastores de cabras etíopes hace muchos siglos. Notaron el efecto que tenía la cafeína en sus cabras, las cuales parecían volverse más enérgicas después de comer el fruto de la planta de café.
Por ello, un monje local hizo una bebida de este fruto y se dio cuenta de que lo mantenía alerta durante las largas horas de oración vespertina… Y así nació la taza de café original (¡gracias, señor monje!) Poco a poco se corrió la voz entre otros monjes y, pronto, llegó al mundo más civilizado.
En el siglo XV, el café se cultivaba en el distrito yemení de Arabia, y en el siglo XVI, era conocido en Irán (antigua Persia), Egipto, Siria y Turquía. Para el siglo XVII, habría llegado a Europa. A mediados del siglo XVII, los británicos llevaron el café a Nueva Ámsterdam (la posterior Nueva York). A medida que avanzó este siglo, surgieron cafeterías por toda Europa en Inglaterra, Austria, Francia, Alemania y Holanda.
¡Y el resto, como dicen, es historia!